6.5.10

Medievalismo


Y ahí estoy siempre de pendeja llamándole en la noche para compartirle un pequeño hallazgo y él con el teléfono apagado. Y ahí estoy de tonta marcándole a su casa en plenas mañanitas para cumplir nuestra promesa de escucharnos, para que no se sienta excluido, para decirle que lo extraño, que ojalá estuviera ahí. Y ahí estoy preocupada porque mi teléfono se quedó sin crédito y no puedo responder a sus mensajes dos horas después de los míos. Pensará que estoy enojada. Créate fama y échate a dormir. Y ahí estoy con la cola entre las patas a la mañana siguiente cargando saldo en el Oxxo y pidiéndole disculpas por lo insoportable que soy, por llamarle cuando tenía el celular apagado, por preguntar por qué lo hizo. Rematando con unos besos. Y ahí estoy como niña esperando su respuesta. Y ahí estoy de rogona marcando a su trabajo para ofrecer disculpas en persona. Comienzo a gritar por el auricular. Me cuelga. Vuelvo a marcar. Cuelga. Digito el número del su celular. Contesta. ¿Por qué no cumplís la promesa? Porque no pude. Tenía mucho trabajo. Estaba cansado. Fui al supermercado por fruta. Simplemente lo apagué. No entiendo. No es lo mismo. yo siempre que termino los pendientes y el día se está agotando, el mayor deseo que siento es el de escucharte a vos. Somos diferentes. Comienzo a entenderlo. Me siento triste y la rabia me abraza. Vuelven los gritos. Cuelga. Marco. Apagado. Digito el teléfono de su oficina. Cuelga. Lo vuelvo a hacer. Ya está descolgado. Y ahí estoy de imbécil tumbándome en la alfombra a golpear con los pies en el piso. El pecho y el estómago me encandecen. Y ahí estoy de iracunda sintiendo que las entrañas me van a explotar. Y ahí estoy de mensa pensando en la venganza. Y ahí estoy de puta enamorada reprochándome que no está bien. El sopor me acaricia: helados frescos con toppings frutales, aventuras infantiles, lecciones de manejo en un estacionamiento medio vacío, sexo en la sala. Adopto la creencia (de él) de que nada de esto será para siempre. Algún día las cosas van a cambiar. Porque eso de andar de pendeja no me viene nada bien. No está in.