10.11.09

Esquirlas de madera

Amara: Es la cuarta vez que te lo pido.
Benjamín: Así no vas a poder.
Amara: Me estás tapando la luz.
Benjamín: Las astillas son muy claras.
Amara: Ya la había visto.
Benjamín: Mentirosa.
Amara: Me vale.
Benjamín: Te la vas a enterrar más.
Amara: Me he sacado otras astillas antes.
Benjamín: Afuera hay más luz.
Amara: No. ¡Que te quites!
Benjamín: Se te va a hinchar el dedo.
Amara: ¿Más?
Benjamín: Con una aguja sería más fácil.
Amara: No me gustan los piquetes.
Benjamín: Quédate con tu molestia.
Amara: Ni la sangre.
Benjamín: Si lo haces bien no sangras.
Amara: Me tiembla la mano.
Benjamín: Vamos afuera.
Amara: ¿Qué diferencia hay?
Benjamín: Está más iluminado.
Amara: Me tiembla la mano.
Benjamín: Yo lo hago.
Amara: No sabes.
Benjamín: ¿Cómo ves, mano? Que no sé sacar una astilla.
Camilo: Con sangre.
Amara: ¿Ya ves? Quítate.
Benjamín: Con poquita sangre.
Camilo: Aquí yo soy el cirujano.
Amara: Idiotas.
Benjamín: Y yo el enfermero.
Amara: ¡Quítense!
Camilo: En estos casos, lo mejor es extraer la parte lastimada del cuerpo sano. Para ello, podríamos usar este antiguo cortaplumas de fina navaja. O esta imitación de daga victoriana con cuchilla serrada. Pero a mí me gusta más el sencillo y amigable cutter.
Benjamín: (A Amara:) Ya ves, era mejor con la aguja.

No hay comentarios: