8.3.10

A ratos me sorprendo recordándote

El taller de cuento será en su departamento cada sábado. D tiene los ojos grises y regala libros porque ya no le queda espacio libre. Cuando Alejandro me reenvió el mail que contenía la dirección y las condiciones, me llamó la atención, primero, el lugar: sería muy cerca de mi casa y, después, el entusiasmo que manaba de las palabras de D: "Pretendemos, entre otras cosas, que cada sesión sea coordinada por un integrante distinto para así practicar nuestra faceta de talleristas por si luego sale chamba de eso... queremos, además, invitar a un escritor reconocido una vez al mes para trabajar un texto con él...". D coordinó en esta ocasión. Analizamos el cuento "Los muros enemigos", de Melo, y él, sabedor y sencillo, nos contó un poco sobre la vida del autor veracruzano. Tiene un tic apenas perceptible cuando habla: se toca con mesura la punta de la nariz. En mi turno, elogié la sintaxis dislocada y coincidí con D en la función rítmica de la tara: "Josefina, Josefina, Josefina". Después, ya sola, en mi casa, concluí que la alianza intelectual, en mi caso, a veces es una forma de coqueteo sutil. D tomó muy en serio nuestra sesión. Es todo un profesional. De paso se aventó un speech sobre la Generación de Medio Siglo, la formada por Juan García Ponce, Inés Arredondo, Salvador Elizondo, el propio Melo, Sergio Pitol y José de la Colina, entre otros. Cuando dijo que no hace mucho había publicado un ensayo sobre Melo en la revista Tierra Adentro uní su rostro con sus palabras y, como si el viento tuviera agua, sentí la frescura hasta el septimo de piso del edificio donde estábamos. Recordé que ya había leído el texto, muy bueno por cierto. Lo pueden consultar en el número 160. La edición se llama Los lenguajes de la enfermedad. Es el primerito, con el que abre la revista pues. Estudió Letras Hispánicas en la UNAM y ahora está por concluir su maestría sobre Farabeuf, de Elizondo.  Aún sé muy poco de él (de D, no de Elizondo), pero su pasión me deslumbra. Al final, fue el encargado de estipular las fechas de monitoreo (ja). Se supone que cada uno de nosotros sugerirá un cuento específico para analizarlo juntos durante el taller. Yo llevaré uno de Clarice Lispector. Por lo pronto, ya están confirmados Alberto Chimal, Daniel Sada y,  es muy probable, que Eduardo Antonio Parra (me toca convencerlo) para que acudan a una sesión, donde cada uno de nosotros leerá el cover que le haya hecho a algún cuento del autor en cuestión. Algo así como un pastiche. Uf. Estoy emocionada. Ya les cuento.

1 comentario:

Alejandro dijo...

En especial me gustó esta imágen: "uní su rostro con sus palabras y, como si el viento tuviera agua, sentí la frescura hasta el septimo de piso del edificio donde estábamos". wow, aunque me sentí un poco celoso, debo confesarlo, jeje.

Por cierto,ya hablé con el otro Parra (ramirez) y me dijo que se apuntará...

¡Va a salir padre esto del taller!
Un abrazo chica