De cuando tenía el cabello largo casi como Rapunzel |
31.1.11
Ay, dulce esperanza
27.1.11
You dream it, we'll bake it
Si alguna vez tuviera que engañar a mi novio; si no me quedara otra opción habitable en un mundo donde la infidelidad se volvió condición de vida (recuerdo algún cuentito de Enrique Serna sobre una población obligada a cubrir una cuota de orgasmos por día), pasaría el resto de mis días al lado de este hombre: el chef Duff Goldman. Pachoncito, con barba, ojos adormilados, cejas pobladas y un don para convertir el azucar glass y la crema pastelera en una escultura a la brava. Sopletes, lijadoras y sierras mecánicas no son herramientas usuales del negocio de un pastelero, pero, Duff no es cualquier cocinero. Ha cambiado las cucharas y la batidora por aparatos eléctricos de alta potencia para dejar a punto de turrón las claras de huevo. Una dulce caricia de la violencia cubierta de chocolate. ¿Qué más puedo pedir?
El espíritu sin límites de este muchacho lo convierte en uno de los artesanos culinarios más innovadores de la industria, hacedor por excelencia de piezas de arte comestibles. Un bocado imperdible Es dueño de Charm City Cakes en Baltimore, hermosa pastelería que abre previa cita, donde trabaja con otras once personas que hacen pasteles, escuchan música y comen mucho mucho sushi.
almond
almond amaretto cream
apples and cinnamon
banana caramel
bananas foster
beurre noisette
black forest
blackberry sourcream
blueberry muffin
brownie
butterscotch walnut
cardamom and pistachio
carrot
cherry and almond
chocolate
chocolate cherry
chocolate chip muffin
chocolate espresso
chocolate mint
chocolate orange
chocolate raspberry
curry caramel
dulce de leche
egg nog
ginger and green tea
italian orange and vanilla
lemon
lemon curd and berries
lemon poppyseed
marble
mudslide
orange and ginger
peaches and cream
peanut butter and jelly
peanut butter cup
pear compote and ginger
pear spice
pecan pie
pineapple coconut
pumpkin and cinnamon
pumpkin chocolate chip
red velvet
smores
strawberry shortcake
tiramisu
white
white chocolate raspberry
yellow
yellow buttercream
Estos son algunos de los sabores de sus panes y costras, y yo me pregunto a qué sabe el pastel de terciopelo rojo, el de marmol. Imagino a Duff mientras diseña uno en forma de flamingo y explica la dificultad de balancear la tarta en las largas y delgadas patas del rosita animal.
Toca el bajo en la banda so I had to?
24.1.11
Niñez
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Jorge Telleache |
La calle estaba sola. Había anochecido temprano; serían las cabañuelas. Sus figuras eran dos espantapájaros en la noche, cuando ya no hay aves que asustar. Malva supuso que pedían dinero. ¿Esperan a alguien?, pregunto, pero no pudo terminar de entonar cuando vio que ambos niños lloraban. La oscuridad vuelve maduras las siluetas de los niños. ¿Por que lloran?, volvió a preguntar. El mayor, de unos 20, balbució que los que vendían discos en el metro les habían quitado su dinero y ahora no tenían cómo regresar al pueblo. Malva solo llevaba un billete de 50 pesos. ¿Cuánto necesitan? El más pequeño aún sollozaba. 180, contesto el otro. Se acercó Mauricio tras estacionar el coche con los faros parpadeando. Les dieron el doble y los muchachos se echaron a correr. Si no se apuran ya no alcanzan transporte, pensó Malva sin decir nada a su esposo. Por la noche, en la cama, Mauricio cuestionó el comportamiento de su mujer. Ella se molestó y le pidió que no se atreviera a criticar su caridad. Pero eran los hijos de la señora Paula. Los reconocí, ¿por qué crees que se echaron a correr? Malva se acostó en silencio, sin saber ya si estaba enojada. Por la mañana, salió con el pretexto de ir al gimnasio pero se dirigió a la casa de su vecina. Llamo a la puerta; nadie contesto. Un canalillo de sangre seca decoraba el tapete de bienvenidos. Recordó. Aquella mujer había salido huyendo de sus hijos que le hirieron las manos con unas tijeras. La sangre de las manos es muy roja. Se jubiló, se cambió de casa y nada más se supo de ella. No está muerta. Por eso los niños esos lloraban.
13.1.11
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