24.1.11

Niñez

                                                  Jorge Telleache
La calle estaba sola. Había anochecido temprano; serían las cabañuelas. Sus figuras eran dos espantapájaros en la noche, cuando ya no hay aves que asustar. Malva supuso que pedían dinero. ¿Esperan a alguien?, pregunto, pero no pudo terminar de entonar cuando vio que ambos niños lloraban. La oscuridad vuelve maduras las siluetas de los niños. ¿Por que lloran?, volvió a preguntar. El mayor, de unos 20, balbució que los que vendían discos en el metro les habían quitado su dinero y ahora no tenían cómo regresar al pueblo. Malva solo llevaba un billete de 50 pesos. ¿Cuánto necesitan? El más pequeño aún sollozaba. 180, contesto el otro. Se acercó Mauricio tras estacionar el coche con los faros parpadeando. Les dieron el doble y los muchachos se echaron a correr. Si no se apuran ya no alcanzan transporte, pensó Malva sin decir nada a su esposo. Por la noche, en la cama, Mauricio cuestionó el comportamiento de su mujer. Ella se molestó y le pidió que no se atreviera a criticar su caridad. Pero eran los hijos de la señora Paula. Los reconocí, ¿por qué crees que se echaron a correr? Malva se acostó en silencio, sin saber ya si estaba enojada. Por la mañana, salió con el pretexto de ir al gimnasio pero se dirigió a la casa de su vecina. Llamo a la puerta; nadie contesto. Un canalillo de sangre seca decoraba el tapete de bienvenidos. Recordó. Aquella mujer había salido huyendo de sus hijos que le hirieron las manos con unas tijeras. La sangre de las manos es muy roja. Se jubiló, se cambió de casa y nada más se supo de ella. No está muerta. Por eso los niños esos lloraban.

2 comentarios:

Adunar Godínez dijo...

La bondad es el rostro más desconocido de los seres humanos, pues a pesar de que la mayoría la ejercemos, la diversidad de formas en que lo hacemos no nos deja verla fácilmente. Por ejemplo, yo nunca doy dinero a nadie en la calle, he preferido ayudar de otra forma: trabajando en un par de organizaciones de la sociedad civil, voluntario en ferias de salud para informar a personas enfermas... etc. Sin embargo, tu generosidad con los niños y los ancianos siempre la aplaudiré.
Besito.

PD: Aquí te dejo una foto con mi grupo. Tocaremos en México en marzo. Te espero, como siempre, en camerinos.

Diana Gutiérrez dijo...

¡Noooooo! ¿Neta vas a tocar aquí en mi país? Acá los camerinos son más dirty, je. Allá nos vemos, entonces. Tenemos una cita en el quirófano tú y yo.
Y bueno, con respecto a lo de la bondad, no hay como los ojos de un anciano que ya no tiene fuerzas para alzar la mano y pedir, pero recibe.
Otro besito.