El otro, es un gran amigo y, en cierto modo, también un maestro. Nació en Madrid hace unos treintaytantos años y se vino a reportear al periódico Reforma, donde lo conocí. Formábamos parte de los reporteros exiliados de la sección cultural. Como no había espacio en la planta baja nos mandaron al corral de la ignominia, al lado de los informáticos y los administradores. Casi cada quince días me preguntaba sobre lo que estaba escribiendo, y yo le decía que un par de cuentos nomás. De él aprendí a cuestionar a los funcionarios. Tenía un colmillo para sacar de sus entrevistados la información que necesitaba en su nota de ocho columnas. Sus ojos eran del color más brillante de mi caja de colores Prismacolor: turquesa. Sergio Rodríguez Blanco, firmaba sus notas como Sergio Blanco, quería hacer una revista sobre arte contemporáneo, “algo así como Farenheit”, me dijo alguna vez. Se salió del periódico; debía terminar su maestría en Historia del Arte, en la UNAM.
Hoy se anunció en el periódico que su ensayo “Alegorías capilares. Pelo humano sobre papel en la obra de Gabriel de la Mora” (de quien hablaré en otra ocasión, soy super fans, de Gabriel de la Mora, pues), ganó el Premio de Ensayo Luis Cardoza y Aragón para Crítica de Artes Plásticas. Su seudónimo fue Zafra.
Por ambos, ¡salud! Enhorabuena. Es un orgullo conocerlos.
2 comentarios:
¡Bravo! Pablo Soler Frost ¡BRAVO! Inclino igualmente mi cabeza y le envío mi absoluto respeto y saludo hasta donde usted esté.
¡Sí! Honor a quien honor merece.
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