1.10.09

Textoservidora

Su amigo, el dramaturgo chihuahuense, me lo advirtió: “tiene novia, de tiempo”. Pero: “investiga, como diría mi mamá: es un buen partido”. Amable, divertido, inteligente, escritor. Decidí que no sería la tercera en discordia; de todos modos, fuera lo que fuera, había que esperar a que terminara el semestre. Quizá para entonces, el hombre se había desocupado. Hasta hace unos años me sentía incapaz de transgredir la relación meramente académica profesor-alumno. Ahora, no me importa. Con él podría hacerlo. Pero él es muy discreto, me dijo Elman. Así que debo cumplir con mis tareas, participar en clase, leer las obras que nos sugiere, como La sangre, de Sergi Belbel o Noche árabe, de un tal Schimmelpfennig (harto recomendables, por cierto). Nuestras charlas se han inscrito en noches largas faceboqueras. En el salón, he asumido el papel de alumna y nada más. Yo lo agregué; él me habló por primera vez. Es curioso, hace dos años asistí al teatro a ver La fe los cerdos. ¿Quién iba a decir que nos conoceríamos”. Me pidió mi opinión sobre la pieza y le dije que era casi perfecta; el travesti se salía del tono. Coincidimos en que la actuación y el montaje habían sido un poco deficientes. Modesto, evitó aludir el texto; afirmé que era muy bueno. Soy su fans. Compartió sus planes: una pastorela paródica, en diciembre; un proyecto con la UNAM, el próximo año. Ayer nos preguntamos sobre la impresión de nuestros rostros en los demás. Ambos nos dijimos fiesteros, pero no, los dos resultamos hogareños, somos Cáncer. Entonces, ocurrió. Supe que era aficionado al baile: la salsa y el son cubano. “Solía ir a bailar con mi novia, pero desde que estoy soltero he dejado de salir a lugares”. Tres, dos, uno. Apenas en la mañana, uno de sus amigos me había dicho que era un joven comprometido. Horas después, él mismo lo desmentía. My gosh. Demasiada tentación para una mujer así de amorosa como yo. Demasiada coincidencia para nuestra soltería. Demasiada cercanía en el Fonca. Tuvimos la suerte de obtener la beca este año. Es una injusticia que sea la primera vez que la tiene, muchacho tan talentoso. ¡Nada, qué! ¡Calmada, Diana! Aún no acaba el semestre. Está bien, me conformo con ser su textoservidora.

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