3.9.09

¿De qué lado besas?

Julien me enseñará a escribir cartas de amor. Él es un hombre de piel negra y ojos color nuez. Ayer fue su cumpleaños, cumplió 36. Pronuncia la "r" como si tuviera el frenillo corto y cuando calla -porque no encuentra la palabra precisa en castellano- se remoja los labios con un suave apretón. Desde mi pupitre en la primera fila, expuse mi definición de "amor": un acto de fe. Es francés, nació en un barrio parisino del cual no recuerdo el nombre. No importa. Para entrar al salón debe agacharse un poco; o los marcos de las puertas son pequeños o él es muy alto. Sí, su estatura rebasa la mía con creces. Cuando sonríe, su nariz recta se ensancha y me recuerda quizás a alguno de sus antecesores africanos. "Las cartas de amor son conjuros y chantajes", dijo y después sopló por la boquilla de su pipa. "A alguno le disgusta el humo", dijo con entonación francesa. Alcé la mano y me sonrió. No supe si lo hice porque en realidad me provocara nauseas el aroma del tabaco o como un acto deliberado para atraer su atención. Su cuerpo es una mezcla del Oriente y el Occidente. Tiene las formas fuertes de cualquier forastero negro, pero la delicadeza de los contornos estilizados en Photoshop. Su interés por las epístolas amorosas surgió a partir de la lectura de Cyrano de Bergerac. Está convencido de que "¿cómo se dice aquí? ¿palabra mata carita?". No, "verbo mata carita", corregimos. Su voz se torna ronca, a veces afónica, los primeros días que pasa en una nueva ciudad; después todo se normaliza. Su madre tejía bufandas y cuando Julien era un niño no salía a la calle sin una prenda de esas. Aún las conserva, tiene cerca de 80. Nos pidió hacer un primer ejercicio: las niñas una carta breve a Tutankamon, los niños una a Nefertiti.


Mi señor Tutankamon:
Heme aquí frente a su ojos que la gran divinidad permite
que me lean. Sepa usted que el dulce tono de su voz hace
música en mis sueños más íntimos y me inivita a desearlo
con la fuerza semejante a la de los súbditos que le celan.
Sírvase a recibir mis plegarias más amorosas y el abrazo
de esta su dama que le besa cada noche al cerrar los ojos,
con la impiedad de un amante que se duerme de extrañar.

Julien es divorciado y vive en un modesto departamento de Santa María La Ribera, donde celebrará su cumpleaños este sábado en "petit comité"; nos ha invitado. Sólo que si asistimos, debemos llevar un ingrediente. Algo así como nuestras fiestas “de traje”, pero con la diferencia de que en la suya los invitados participan en la preparación de la comilona. Empieza temprano. Mientras esperaba el camión que me devolviera a casa, Julien se acercó a mí. “Olvidé preguntarles algo”, dijo. Pensé que me pediría mi nombre completo o quizás algún mail para enviarnos el temario. “¿De qué lado besas?”. Sólo atiné a desplegar una risita nerviosa. “Es una pregunta curiosa”, dije al fin.

7 comentarios:

Julien dijo...

cómo que aún no se habilitan los comentarios

Arturo J. Flores dijo...

Interesante. Inesperado. No sé si es cuento o anécdota, pero ambos nacimientos me agradan. Yo beso del izquierdo, creo. Buena pregunta.

La Cordero dijo...

Siempre es un placer leerla, mi querida Dianita. Y qué bueno que retome el blog, que finalmente tiene harto alcance con la gente. Oiga, y ya me enteré que es usté una joven creadora. Habrá que festejarlo. No se haga del rogar y póngale fecha. Yo puesta y dispuesta a darle un abrazo bien fuerte. Cuídese y siga escribiendo.

Francisco Puente dijo...

Pues...
Estaré dándome unas vueltas por esta casa de té.

Diana Gutiérrez dijo...

Julien:
Ya están habilitados. Qué gusto que pasees por aquí. Aún sigo pensando en la pregunta.

Arthur Alan Gore:
El cuento y la anécdota se besan a menudo. Creo que yo también lo hago del lado izquierdo.

La Cordero:
Mi querida Paty, yo tengo muchas muchas ganas de platicar con usted. Hace tantos meses que no nos vemos. Veré a todos mis amigos antes de octubre, porque a partir de entonces tendré que guardarme un poco. Puedo cualquier día, en serio, cualquiera. Un beso.

Francisco Puente:
Ojalá te guste el sabor y el maridaje del agua, a veces fría, otras caliente, y las hojas de este cuaderno. Saludos.

Chinísima dijo...

¿De qué lado besas? Diez mil veces más interesante que el "¿chupas o masticas?", jajaja.

Muy atractivo Julien. Hubiera querido un profe así, en vez de ello me tocó un Fernando Magaña, que, aunque bastante simpático, no era ni la mitad y, además, nos vendía bisutería barata... chale.

Un gusto leerte de nuevo.

Diana Gutiérrez dijo...

Jajajaja, sí claro, quince mil ochocientas veces más interesante y sensual. Creo que tu maestro también podría formar parte de mi ficción.

Un gusto que te des una vuelta por acá.
Abracitos.