6.9.09

Lector de verdades

“What if the best is yet to come and this was only the first part run”
Kashmir

Julien compra el periódico todas las mañanas. Le gusta El Universal los domingos, el Reforma lo lee los viernes y el resto de la semana, La Jornada. Llevo dos días durmiendo fuera de casa y me gusta. Bueno, quizá debería decir velando fuera de casa. En total cinco horas de sueño, seis. Julien y yo platicamos hasta las siete de la mañana, me retó a que resistiera un día completo sin cerrar los ojos. Y como la propuesta, otra vez, me pareció curiosa, acepté. Así conocí a mi novio de la universidad, sólo que aquella vez fue en un hotel pequeño (un viaje escolar a Cuetzalan) y la única condición era no regresar a nuestros cuartos, quedarnos en el lobby frente a una tele vieja. Esa noche jugaba la selección mexicana en el mundial, si no me equivoco, en Japón. Los horarios de los partidos eran de madrugada y los que viajamos queríamos pasar la última noche celebrando la victoria de México. Ajá. Nunca pudimos sintonizarlo. Subimos a la azotea de la posada y jugamos futbol entre la neblina, chispeaba. Cuando nos cansamos, él y yo nos sentamos en el lobby a ver caricaturas. Me gustó su desgarbo. No quería volver al cuarto porque era el primer viaje de mis amigas lesbianas y compartíamos camas. Poco tiempo después, él me confesó que no hubo nada que le impidiera subir a su habitación, quería platicar conmigo, pero había tenido que inventarse un pretexto: su amigo tendría una noche de amor con una mujer del pueblo. Le creí. Anoche jugó la selección mexicana contra los ticos y le ganaron tres goles a cero. Anoche Julien me contó de Belle, su ex esposa y advirtió que sería la última vez que me diría algo sobre ella en el pasado. No lo entendí. Explicó que ahora son muy buenos amigos y que siempre ha preferido referirse a las personas en su condición actual. El pasado sólo existe en la creación. Le conté que justo el día anterior al que nos conocimos en el taller, mi novio había decidido terminar nuestra relación. No sé si hablar de nuestros fracasos amorosos fue lo más apropiado, pero por lo menos yo no puedo ocultar mis emociones. La gente te quiere o no y ya. Lloré y cuando lo hice me dio las gracias. Opina que hoy las personas esconden lo que sienten aunque se les haga un río en las entrañas. “Hay que celebrar que alguien se conmueva hasta las lágrimas”, dijo a la hora de partir el pastel con sus demás amigos y me sonrío. Por cierto, qué buen pastel, caray. Aunque me gustaron más los “macaron” que llevó Adeline, la mejor amiga de Julien, unos pastelillos de colores hechos de almendra, capita crujiente y relleno suave merenglas, je. Un postre francés tradicional. Entre los invitados estaba un hombre peruano muy agradable. Lo primero que me dijo fue que me leía la mano. Le pedí que sólo me leyera lo concerniente al amor, contestó que le bastaba ver las líneas ubicadas abajo del índice. Después de la mitad de la vida tengo dos. El número de líneas es el número de amores de los buenos. Marisa y Mario no tienen ninguna, se conocieron antes de la mitad de sus vidas. Llevan casados cinco años. Si nos ponemos esotéricos, creo que se la pasarán muy bien juntos. Adeline tiene dos. André, una. Julien, una. Fui la primera en despertarse, pero sentí pena. Así que me esperé hasta que se oyeran algunas voces en la sala. Cuando todos se fueron, Julien dijo que me iría a dejar siempre y cuando lo acompañara antes a comprar el periódico. Cuando bajamos del metrobús, avisó que caminaríamos hasta mi casa y en el camino me pidió un favor: “Busca un espejo muy grande y hoy antes de que te bañes mírate el cuerpo completo, también la cara. Después de que tú y yo nos conozcamos, vuélvete a mirar y me cuentas lo que viste”. Me gusta la sección de “Hasta atrás” de la revista Día siete, en la de hoy se publicó un artículo de Eusebio Ruvalcaba del que extraigo esto y les recomiendo que lo lean completo:
“Y más aún si eres mujer. Vive, disfruta. Goza lo que la vida te ofrezca. La soledad es la punta de lanza del placer. Prolóngala hasta las últimas consecuencias. No hay hombre que no tenga enquistada en el cerebro la larva del más deplorable machismo. El varón navega con bandera de entendimiento pero a la hora de la verdad se deja apabullar por su propia simpleza. Cruel paradoja: el varón ha sido mástil de la filosofía, de la abstracción resuelta en la urdimbre del pensamiento, pero aun al más punzante pensador la complejidad del pensamiento femenino —de la condición femenina como tal— lo aplasta como a un mosquito. Y aun con más dolo. Resiste. Mujeres independientes se cuentan con los dedos de una mano. Son la verdadera elite femenina —no las feministas, nada que ver—. Porque no necesitan de un proveedor que las humille, que les recuerde su seudosuperioridad cada quincena. Resiste."
Sigo creyendo que moriré joven, quizás a las 23:23 de cualquier día, pero no llevo prisa. Esta vez necesito mucho tiempo para entender las cosas; más que la última vez.

2 comentarios:

PP dijo...

Es más o menos largo, pero fluído.

Diana Gutiérrez dijo...

Odradrek:
Vientos que nos reencontremos por estos lares, estimado Jairo. Seguiré de cerca, muy cerca, tu blog. Y en cuanto a la largura, es muy probable que tengas razón, pero aún no estoy muy segura, je.
Muchos saludos